Podríamos enumerar una serie de pros y contras respecto a esta pregunta:
Entre las ventajas nos encontramos que si legalizamos algunas drogas el mercado negro desaparecería casi totalmente, ya que según las Naciones Unidas al tráfico de drogas genera $400.000 millones anuales, lo cual representa un 8% del comercio mundial, comparable con la industria textil. Esto supone una tentación irresistible para muchos de los que están metidos en ese mundo.
También supondría más ingresos para el Estado y beneficios para algunas empresas que producen tratamientos para el cáncer o tumores, a pesar de que el precio de estas sustancias bajaría, ya que fabricarlas ilegalmente supone una mano de obra muy costosa.
En algunos países como Canadá, la marihuana y los derivados de la planta del cáñamo es legal para uso terapéutico de algunas enfermedades.
Muchos países, entre ellos España se han planteado la posibilidad de legalizar algunas drogas. Uruguay se ha convertido en el primer Estado parte en la Convención de 1961 que ha legalizado la producción, la distribución, la venta y el consumo de cannabis y sus derivados con fines que no sean ni médicos ni ciéntificos.
En cuanto a las desventajas, la mayor es para el propio individuo que la consume. Ingerir drogas puede provocar la aparición de graves trastornos psicosociales; alteraciones psicológicas, conflictos de relación y trastornos de comportamiento. Las drogas no sólo afectan a quien las consume, si no que también a la sociedad, y esa es una de las razones por las cuales están prohibidas.
Para finalizar, voy a hacer uso de una cuestión que sirva para hacer reflexionar sobre la pregunta principal de esta entrada: si el alcohol y el tabaco, que no dejan de ser drogas, son legales, ¿por qué algunas drogas como la marihuana u otros derivados del cannabis son ilegales?
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